martes, 19 de abril de 2016

EL RESTAURANTE DE MARTÍN.

En un pequeño restaurante de una callecita de Córdoba llamado El  Rinconcito, el propietario se veía en apuros para que su restaurante, saliera de nuevo adelante ya que debido a su competencia se encontraban arruinados casi al borde del cierre.


Martín el dueño no sabía que poder hacer para que no le cerraran.
Un día estando en el restaurante en el que apenas había gente, pensó en que podía hacer para volver a llenarlo y fue cuando se le ocurrió la idea de contratar a cocineros jóvenes con creatividad e imaginación para que le ayudase.  Repartió papeles por  todas partes fue a todos los lugares posibles para promocionar su oferta.

Al día siguiente por la mañana Martín se levantó con el pensamiento de que nadie iba a asistir a la entrevista en la cual solo tenían que presentar ideas y el que más creatividad tuviera sería el elegido. Pocas horas después ya era la hora de las entrevistas, Martín abrió las puertas de su restaurante con poca seguridad de que alguien asistiera. Pocos minutos después empezaron a entrar varias personas de las que había bastante variedad de edades. Martín alzó la cabeza y se sintió orgulloso de que la gente se interesara por el puesto de trabajo del que había sido muy precipitado y no les habría permitido pensar ni ser creativos…  les dio paso a la cocina a todos, en los que cada uno tendría su espacio para cocinar, mientras él les observaba y les preguntaba cosas. Se acerco uno por uno hasta llegar a una niña de la cual se asombró ya que ella no llagaba a tener los 17 años la cual se llamaba Emma. 


El al observarla se veía impresionado la profesionalidad que tenia la niña al cocinar, ya que parecía muy segura de sí misma y sabiendo perfectamente lo que hacía. Emma cocinaba platos tan extraordinarios que Martín se quedó impresionado.
Cuando se acabó el tiempo se reunieron los participantes en una sala a esperar, mientras Martín y sus cocineros degustaban y observaban tan impresionantes platos. No sabían cual elegir ya que todos eran fabulosos, los reunieron y eligieron los dos mejores de los cuales serian los nuevos trabajadores, entre ellos estaba elegido el de Emma y el de otro chico llamado Jorge les dio la bienvenida al restaurante.

En las horas próximas se iban a reunir todos y expresar sus ideas y creatividades. Los dos elegidos tenían una imaginación increíble a la hora de crear un nuevo plato, combinaban alimentos de las diferentes escalas de la pirámide de alimentación. Martín encontraba en Emma algo especial diferente a los demás, se veía una chica de 16 años, que hacía unos platos muy originales y sanos para los menús de los niños pequeños, en cambio Jorge que era algo más mayor que Emma hacía platos más llamativos para las personas más adultas.

Martín al ver los fantásticos cocineros decidió contratarlos en su cocina y fue cuando les explicó el problema que tenía: “Los clientes habituales se estaban hartando de la poca variedad de comida que había por lo que siempre comían cosas parecidas y dejaron de ir al restaurante”, y fue a Emma la que se le ocurrió una gran idea; crear nuevos menús, ella se encargaría de los menús infantiles y Jorge de los adultos.












Al día siguiente la gente comenzó a ir a cenar allí, se quedaron tan impresionados de los platos que los compartieron por todas las redes sociales; a las pocas semanas cada vez iba más gente y Martín ya podía pagar su deuda, también pudo comprar nuevas sillas y mesas para que los clientes se sintieran mejor, ya que las que tenían eran antiguas.

Meses después llegaron al restaurante algunos ingleses, querían probar la magnífica tortilla de patatas española que ellos hacían, Martín muy contento de que a su restaurante fueran personas de otros países decidió poner un espectáculo para que vieran las tradiciones que tenia Andalucía como el baile y en cante flamenco.
Al año siguiente El Rinconcito llegó a ser uno del restaurante más visitado del mundo, el famoso chef Roberto decidió ir a Córdoba para comprobar sus degustaciones del menú.


Martín se encontraba en la recepción de restaurante cuando de repente observó que por la puerta entraba el chef Roberto al que tanto admiraba al verlo se puso muy feliz pero nervioso porque el siempre soñó con que él fuera a su restaurante; Martin decidió encargarse de servirle al chef al que todo le pareció exquisito, lo que él no sabía es que el chef no solamente iba a degustar sus menús si no que también era el que valoraba a la hora de dar las estrellas Michelín.


Al acabar la comida el chef Roberto le dijo a Martín que tenía un buen restaurante y que estaba allí para valorar sus menús y darle una puntuación para poder conseguir la estrella Michelin. Que en unos días saldría publicado la nueva lista y entonces vería si su restaurante estaba entre los elegidos.
Cual fue la emoción de Martín que vio el nombre de su restaurante en la lista que el chef le había comentado y no solo con una estrella si no con dos estrellas Michelin y todo gracias a la idea que tuvo de contratar a nuevos cocineros como Emma y Jorge que le habían ayudado a conseguirlas y a salvar su negocio.

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